Coches automáticos SEAT

Seguimos repasando aspectos relacionados con los sistemas de cambio automático, en función de las diferentes marcas de automóviles. En este caso, vamos a centrarnos en SEAT, una empresa española que nació en 1950 y cuyas siglas responden al nombre de la Sociedad Española de Automóviles de Turismo. En sus inicios contaba con el fabricante italiano Fiat como socio tecnológico y desde 1986 pertenece al Grupo Volkswaguen y en 2015 la empresa exportó a 75 países.

Como ya sabéis, estamos aprovechando esta serie de artículos para conocer un poco mejor la historia, la trayectoria y los avatares que han sufrido y sufren hoy en día cada una de estas marcas. Pero lo hacemos sin perder el foco, que no es otro que el uso que cada una de ellas hace de las diferentes versiones del sistema de cambio automático. En el caso de SEAT, los modelos que ofrecen esta posibilidad utilizan el sistema DSG. Y no es de extrañar porque esta caja de cambio de doble embrague es la más aconsejada por los expertos para los coches de uso diario.

Dicho esto, conozcamos un poco mejor a la marca.

SEAT, parte de la historia de España

Aunque muchos piensen lo contrario, el archiconocido SEAT 600 no llegaría hasta 1957. SEAT inició su producción en la zona franca de Barcelona en 1953 con el modelo SEAT 1400, del que se produjo una amplia gama de versiones. Poco a poco, el modelo evolucionó hasta dar origen en 1963 al popular SEAT 1500, que se convirtió en un coche de lujo en la España de la década de los 60.

Sin embargo, el SEAT 600 fue el que realmente revolucionó a la sociedad española ya que fue el vehículo al que se subió buena parte de la clase media española. En 1973 dejó de producirse con la llegada del SEAT 850, que no dejaba de ser un 600 en versión mejorada.

El nuevo hito en el mundo del automóvil en España llegó en 1968 con el SEAT 124, que ya alcanzaba una velocidad máxima de 140km/h. Presentaba una amplia carrocería y eso lo convirtió en la primera berlina a la que pudieron optar las familias españolas. Tal fue su éxito, que se produjo de manera ininterrumpida durante más de una década y puso en el mercado varias versiones diferentes.

En 1972 llegó otro momento histórico para la empresa española con la salida al mercado del SEAT 127, el primero que tenía tracción delantera. Fue fabricado en 3 versiones diferentes, algunas de ellas con 4 puertas. Luego llegaría el SEAT 131, el SEAT 132 y, en 1979, el primer modelo que cuya nomenclatura no era un número. Hablamos del SEAT Ritmo.

A partir de 1980 se lanzó otro modelo mítico de la firma, el SEAT Panda, que 6 años después siguió su producción con la denominación de SEAT Marbella. En 1984, ya bajo el mando de Volkswagen, sale al mercado el SEAT Ibiza del que surgieron numerosas versiones y motorizaciones.

El cambio automático en los modelos de SEAT

A partir de 2007, SEAT comercializó los modelos León, Altea, Altea XL y Toledo con cambio de doble embrague DSG de 6 velocidades. Dos años más tarde incorporó también la gama de los SEAT Ibiza, sacando al mercado las primeras versiones automáticas. De hecho, implementó el cambio de DGS de 7 velocidades para el motor de gasolina y 105 caballos.

El cambio automático de doble embrague DSG puede funcionar en varios modos diferentes, a través de la elección de distintos programas, el D y el S. El primero prioriza la suavidad de funcionamiento y el consumo, mientras que el segundo saca mayor partido de las prestaciones.

Los cambios DSG disponen de un modo secuencial manual que permite al conductor cambiar la marcha con un toque de palanca que puede ser hacia adelante o hacia la parte posterior.

Fue Volkswaguen el que introdujo en 2003 este sistema de cambio automático, que responde a las siglas de Direct Shift Gearbox. Son, en realidad, dos cajas de cambio en una, que se reparten las marchas pares y las impares.

Su principal ventaja es que se puede cambiar de marcha sin interrumpir la inercia. Además es un cambio rápido, eficaz y solvente en las subidas y bajadas. Como parte negativa, destacamos que resulta algo brusco al maniobrar y no responde adecuadamente a la conducción deportiva.